....No había, sin embargo, otro delfín que supiera tanto como él.
Sobre frutos, árboles y flores. Sobre lagos y ríos. Sobre cataratas, fuegos y volcanes, acantilados y desfiladeros. Sobre las estaciones, la lluvia y la nieve. Sobre las nubes. Sobre la tierra, las islas y el mar cuando vuelas alto. Sobre la sensación de volar.
No había otra gaviota que supiera tanto como ella.
Sobre esponjas, corales y conchas. Sobre las pro- fundidades. Sobre remolinos en el agua y corrientes marinas. Sobre peces y cetáceos. Sobre naufragios. Sobre cuevas y barrancos. Sobre la sensación de nadar. La emoción de saltar con ímpetu en el aire.
No había otro delfín ni otra gaviota que supieran tanto sobre sus propios mundos. Los habían conocido intentando conocer el uno el mundo del otro....