Maurice Joly
Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu
- Extractos seleccionados -
– Texto no incluido en el libro –
Para cualquiera que tenga la capacidad de pensar, llega el momento, o los momentos, en su vida, de elegir en qué se convertirá él mismo y qué intentará transmitir a los que le rodean; si elegirá humanizar al animal humano o elegirá deshumanizarlo.
Es la gran decisión de una pequeña criatura, en un enorme mundo prefabricado. ¿Encontrará su alma, en sus profundidades, su camino o quedará atrapada en el engaño eterno? ¿Entenderá que en la balanza de la existencia sólo pesa lo que dimos y en lo que nos convertimos? ¿O estará olvidado para siempre en un camino descendiente, sumando días dañinos o inútiles en una vida perdida?
Esperemos que llegue un día, una hora, un momento en el que elija correctamente. Que su alma esté por encima de la ignorancia y la pequeñez humana, y verá por un rato su verdadero destino. Tal vez para seguirlo, durante tantos pasos como sea posible, antes de desvanecerse.
Sobre el libro:
Un manual lúgubre sobre la sumisión aparentemente democrática de los pueblos, obviamente escrito para informar a los pueblos, y posiblemente utilizado para educar más a sus opresores.
Aunque se refiere a una época y a una sociedad específica, también debe considerarse desde una perspectiva superior: la era de la globalización bajo un “soberano” invisible – a nivel económico, social y religioso. Una era de establecimiento planificado de pseudo-democracias, de florecimiento y mortificación programado de las economías, y de conciencias compradas a bajo precio. Una “utopía” de una imaginación lastimera, que se transforma en realidad a través de muchos que contaminan este mundo, sembrando sin importar el dolor y la muerte a través de los siglos.
Almas enfermas visualizando un trono sangriento. Almas ineducadas que no entendieron que la ignorancia reina en el lado oscuro de los humanos. Que no sentían que el superior sirve y el inferior está servido.
Y que sólo el conocimiento, el más profundo, el esencial conocimiento, tiene el poder real de transformar finalmente a la humanidad, siempre tan tiranizada por los humanos.
La selección de estos extractos
y, además, el uso de diferentes colores en algunas partes de ellos,
tiene como objetivo recalcar brevemente algunos de los aspectos más importantes del libro. Por supuesto, leerlos, por importante que sea, no sustituye a la lectura del libro completo.
Prefacio
El libro [publicado por primera vez en 1864] fue escrito por el abogado francés Maurice Joly en protesta contra el régimen de Napoleón III (Louis-Napoléon Bonaparte) que gobernó Francia de 1848 a 1870. La obra utiliza el recurso literario de un diálogo de muertos. Las sombras de los personajes históricos de Niccolo Machiavelli y Charles Montesquieu se encuentran en el infierno y se disputan la política.
A principios del siglo XX, el libro se utilizó como base para los ‘Protocolos de los Sabios de Sion’, una falsificación literaria antisemita, en la que los líderes de los judíos desempeñan el papel de Maquiavelo. Los Protocolos fueron copiosamente plagiados del libro de Joly.
Segundo Diálogo
Montesquieu: ....Vuestro principio es que
el bien puede surgir del mal, y que está
permitido hacer el mal cuando de ello resulta un bien. No afirmáis que es
bueno en sí traicionar la palabra empeñada, ni que es bueno emplear la
violencia, la corrupción o el asesinato. Decís: podemos traicionar cuando
ello resulta útil, matar cuando es necesario, apoderarnos del bien ajeno
cuando es provechoso. Me apresuro a agregar que, en vuestro sistema,
estas máximas solo son aplicables a los príncipes, cuando se trata de sus
intereses o de los intereses del Estado. En consecuencia, el príncipe tiene
el derecho de violar los juramentos, puede derramar sangre a raudales
para apoderarse del gobierno o pera mantenerse en él; le es dado
despojar a quienes ha proscrito; abolir todas las leyes, dictar otras nuevas
y a su vez violarlas; dilapidar las finanzas, corromper, oprimir, castigar y
golpear sin descanso.
...¿Acaso no sabemos que con frecuencia el
interés del Estado solo representa el interés del príncipe o de los
corrompidos favoritos que lo rodean?
...En resumen,
según vos, la política nada
tiene que ver con la moral. Prohibís al individuo lo que permitís al
monarca. Censuráis o glorificáis las acciones según las realice el débil o el
fuerte; estas son virtudes o crímenes de acuerdo con el rango de quien las
ejecuta.
Tercer Diálogo
Montesquieu: ...Hace un instante os hablaba de las guerras: sé de los estragos que
todavía causan; mas el primer progreso habido es que ya no otorgan al
vencedor el derecho de apropiarse del Estado vencido.
...Luego de afirmar sus derechos privados por medio de la legislación civil, y
sus derechos públicos por medio de tratados, los pueblos han querido
legalizar la situación con sus príncipes, y han consolidado sus derechos
políticos por medio de constituciones.
...Es el país que se
gobierna a sí mismo, por el alternativo desplazamiento de las mayorías que influyen en las Cámaras para la designación de los ministros dirigentes.
Cuarto Diálogo
Maquiavelo: Mientras escuchaba vuestras teorías sobre la división de
poderes y sobre los beneficios proporcionados por la misma a los pueblos,
no podía dejar de asombrarme, Montesquieu, viendo hasta qué punto se
adueña de los más grandes espíritus la ilusión de los sistemas.
...Del hartazgo de las ideas y de los encontronazos revolucionarios han
surgido sociedades frías y desengañadas indiferentes en política y en
religión, cuyo solo estímulo son los goces materiales, que no viven más
que por interés, cuyo único culto es el del oro, y cuyos hábitos mercantiles
rivalizan con los de los judíos, que han tomado por modelo.
...¿Qué forma de gobierno creéis posible en una sociedad donde la corrupción se ha infiltrado por doquier, donde la
riqueza se adquiere por las sorpresas del fraude, donde únicamente las
leyes represivas pueden garantizar la moral y el mismo sentimiento
patriótico se ha disuelto en no sé qué cosmopolitismo universal?
No veo otra salvación para esas sociedades, verdaderos colosos con pies de arcilla, que una centralización a ultranza, que coloque en manos de los
gobernantes la totalidad de la fuerza pública.
Quinto Diálogo
Montesquieu: ...Hasta el momento, solo sé de dos Estados europeos privados
por completo de las instituciones liberales que, en todas partes, han ido
modificando el elemento monárquico puro: Turquía y Rusia; pero si
observáis de cerca los movimientos interiores que se están operando en el
seno de esta última potencia, quizás encontrarais los síntomas de una
próxima transformación.
Séptimo Diálogo
Maquiavelo: ...Debo deciros ante todo que estáis profundamente
equivocado con respecto a la aplicación de mis principios.
El despotismo
aparece siempre a vuestros ojos con el ropaje caduco del monarquismo
oriental; yo no lo entiendo así; con sociedades nuevas, es preciso emplear
procedimientos nuevos. No se trata hoy en día, para gobernar, de cometer
violentas iniquidades, de decapitar a los enemigos, de despojar de sus
bienes a nuestros súbditos, de prodigar los suplicios; no, la muerte, el
saqueo y los tormentos físicos solo pueden desempeñar un papel bastante
secundario en la política interior de los Estados modernos.
...Si me escucháis, podréis juzgar. En nuestros tiempos se
trata no tanto de violentar a los hombres como de desarmarlos, menos de
combatir sus pasiones políticas que de borrarlas, menos de combatir sus
instintos que de burlarlos, no simplemente de proscribir sus ideas sino de
trastocarlas, apropiándose de ellas.
...El secreto principal del gobierno
consiste en debilitar el espíritu público, hasta el punto de desinteresarlo
por completo de las ideas y los principios con los que hoy se hacen las
revoluciones.
...En vuestras sociedades tan espléndidas, tan maravillosamente
ordenadas, habéis instalado, en vez de monarcas absolutos, un monstruo
que llamáis Estado, nuevo Briareo cuyos brazos se extienden por
doquier, organismo colosal de tiranía a cuya sombra siempre renacerá el
despotismo.
...Con la sola ayuda del poder, encargado de dictar los reglamentos
instituiría, por ejemplo, inmensos monopolios financieros, depósitos de la
riqueza pública, de los cuales tan estrechamente dependerán todas las
fortunas privadas que estas serían absorbidas junto con el crédito del
Estado al día siguiente de cualquier catástrofe política.
...He aquí otra combinación también pedida en préstamo del orden
industrial: en los tiempos que corren, la aristocracia, en cuanto fuerza
política, ha desaparecido; pero la burguesía territorial sigue siendo un
peligroso elemento de resistencia para los gobiernos, porque es en sí
misma independiente; puede que sea necesario empobrecerla o hasta
arruinarla por completo. Bastará para ello, aumentar los gravámenes que
pesan sobre la propiedad rural, mantener la agricultura en condiciones de
relativa inferioridad, favorecer a ultranza el comercio y la industria, pero
sobre todo la especulación; porque una excesiva prosperidad de la
industria puede a su vez convertirse en un peligro, al crear un número
demasiado grande de fortunas independientes.
...Huelga decir que el mantenimiento permanente
de un ejército formidable, adiestrado sin cesar por medio de guerras
exteriores, debe constituir el complemento indispensable de este sistema;
es preciso lograr que en el Estado no haya más que proletarios, algunos
millonarios, y soldados.
...A cualquier agitación interna debe poder responder con una guerra
exterior; a toda revolución inminente con una guerra general; no obstante,
como en política las palabras no deben nunca estar de acuerdo con los
actos, es imprescindible que, en estas diversas coyunturas, el príncipe sea
lo suficientemente hábil para disfrazar sus verdaderos designios con el
ropaje de designios contrarios; debe crear en todo momento la impresión
de ceder a las presiones de la opinión cuando en realidad ejecuta lo
secretamente preparado por su propia mano.
Para resumir en una palabra todo el sistema, la revolución, en el Estado,
se ve contenida, por un lado, por el terror a la anarquía, por el otro, por la
bancarrota y, en última instancia, por la guerra general.
...El poder con que yo sueño, lejos, como veis, de tener costumbres
bárbaras, debe atraer a su seno todas las fuerzas y todos los talentos de
la civilización en que vive. Deberá rodearse de publicistas, abogados,
jurisconsultos, de hombres expertos en tareas administrativas, de gentes
que conozcan a fondo todos los secretos, todos los resortes de la vida
social, que hablen todas las lenguas, que hayan estudiado al hombre en
todos loa ámbitos. Es preciso conseguirlos por cualquier medio, ir a
buscarlos donde sea, pues estas gentes prestan, por los procedimientos
ingeniosos que aplican a lo política, servicios extraordinarios. Y junto con
esto, todo un mundo de economistas, banqueros, industriales, capitalistas,
hombres con proyectos, hombres con millones, pues en el fondo todo se
resolverá en una cuestión de cifras.
Octavo Diálogo
Maquiavelo: ...Tal es el fin, mas en los tiempos que corren solo podemos tender a él por
sendas oblicuas, por medio de rodeos, de combinaciones hábiles y, en lo
posible, exentas de violencia.
Por lo tanto, no destruiré directamente las
instituciones, sino que les aplicaré, una a una, un golpe de gracia
imperceptible que desquiciará su mecanismo. De este modo iré golpeando
por turno la organización judicial, el sufragio, la prensas, la libertad
individual, la enseñanza.
Por sobre las leyes primitivas haré promulgar una nueva legislación la
cual, sin derogar expresamente la antigua, en un principio la disfrazará,
para luego, muy pronto, borrarla por completo. He aquí mis concepciones
generales; ahora vais a ver los detalles de ejecución.
...No se si habéis notado cuál es, en política, la importancia de
los medios pequeños. Después de lo que acabo de deciros,
haré grabar mi
efigie en toda la moneda nueva de la cual acuñaré una cantidad
considerable.
...hasta los enemigos de mi
poder estarán obligados a llevar mi retrato en sus escarcelas. Y es muy
cierto que uno se habitúa poco a poco a mirar con ojos mas tiernos los
rasgos que por doquier aparecen impresos en el signo material de
nuestros placeres. Desde el día en que mi efigie aparezca en la moneda,
seré rey.
...Pues bien, yo mismo os lo recordaré.
No dejaríais por cierto
de hablarme del principio de la separación de poderes, de la libertad de
prensa y de palabra, de la libertad religiosa, de la libertad individual, del
derecho de asociación, de la igualdad ante la ley, de la inviolabilidad de la
propiedad y del domicilio, del derecho de petición, del libre consentimiento
de los impuestos, de la proporcionalidad de las penas, de la noretroactividad
de las leyes; ¿os parece bastante o deseáis más aún?
Montesquieu: Creo, Maquiavelo, que es mucho más de lo que se
necesita para colocar a vuestro gobierno en una situación embarazosa.
Maquiavelo: Estáis en un profundo error, y tan persuadido estoy de ello,
que no veo inconveniente alguno en proclamar tales principios; y hasta lo
haré, si así lo queréis, en el preámbulo de mi constitución.
Noveno Diálogo
Maquiavelo: ...Nos encontramos en Europa;
mi constitución es presentada en bloque y es aceptada en bloque.
...por lo mismo veréis que para llegar a mi
meta, no necesito destruir enteramente vuestras instituciones. Con
modificar la economía, con transformar las combinaciones me bastará.
...En estática el desplazamiento de un punto
de apoyo modifica la dirección de la fuerza; en mecánica el
desplazamiento de un resorte hace cambiar el movimiento. No obstante,
en apariencia, se trata del mismo aparato, del mismo mecanismo.
Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu
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También en fisiología el temperamento depende del estado de los
órganos. Si los órganos se modifican, el temperamento cambia. Pues bien,
las diversas instituciones de que acabamos de hablar funcionan dentro de
la economía gubernamental cual verdaderos órganos del cuerpo humano.
No haré más que tocar esos órganos; los órganos permanecerán, lo que
habrá cambiado será la complexión del Estado. ¿Podéis concebirlo?
Montesquieu: No es difícil, y no eran necesarias tantas paráfrasis.
Conserváis los nombres, suprimís las cosas. Es lo que hizo Augusto en
Roma cuando destruyó la república. Seguía existiendo un consulado, una
pretoría, un tribunado; pero ya no había cónsules, ni pretores, ni censores
ni tribunos.
Maquiavelo: Admitid que hubiera podido elegir peores modelos.
En
política todo está permitido, siempre que se halaguen los prejuicios
públicos y se conserve el respeto por las apariencias.
...Vuestros gobiernos parlamentarios no son, a mis ojos, nada
más que escuelas de rencillas, focos de agitaciones estériles en medio de
los cuales se consume la actividad fecunda de las naciones que la tribuna
y la prensa condenan a la impotencia.
...Suprimo la
iniciativa parlamentaria.
La proposición de las leyes pertenece
exclusivamente al soberano.
...La ley es aceptada o rechazada, no hay ninguna otra
alternativa.
...Aboliría la gratuidad
del mandato legislativo;
haría que los diputados percibiesen un
emolumento, que sus funciones fuesen, en cierto modo, asalariadas.
Contemplo esta innovación como el medio más seguro de incorporar al
poder los representantes de la nación.
...No es conveniente que la persona del soberano esté en juego
permanentemente, que siempre se perciba su mano; es imprescindible
que su accionar pueda, de ser necesario, ampararse bajo la autoridad de
las altas magistraturas que circundan el trono.
Montesquieu: Habláis del trono: hace un instante nos encontrábamos en
una república, ahora sois rey. La transición no está del todo clara.
Décimo Diálogo
Maquiavelo: ...“Directamente” no es la palabra de un estadista; yo no suprimo
nada directamente; aquí es donde la piel del zorro debe ir cosida a la del
león. ¿De qué serviría la política, si no se pudiera alcanzar por vías
oblicuas lo que es imposible lograr por la línea recta? Las bases de mi
organización están colocadas, las fuerzas se encuentran prontas; solo
resta ponerlas en actividad.
Undécimo Diálogo
Maquiavelo: En El Espíritu de las Leyes observáis, con sobrada razón,
que la palabra libertad se le atribuyen los significados más diversos. Tengo
entendido que en vuestra obra puede leerse la siguiente proposición:
“La libertad es el derecho de hacer aquello que está permitido por las
leyes.”
...Decreto que en el futuro no se podrá fundar ningún periódico sin la previa
autorización del gobierno; ya tenemos el mal detenido en su desarrollo;
pues es fácil imaginar que los
periódicos que en el futuro autorizaré serán
en todos los casos órganos leales al gobierno.
...Muy pronto la industria de la prensa resultará
tan poco lucrativa, merced a la elevación de estos impuestos, que nadie se
dedicará a ella sino cuando en realidad le convenga.
Montesquieu: ...podéis pasar por ahora a la vigilancia que
ejerceréis sobre los
libros.
Maquiavelo: Este es un problema que me preocupa menos, pues en una
época en que el periodismo ha alcanzado una difusión tan prodigiosa, ya
casi se no leen libros. No tengo, empero intención alguna de dejarles la
puerta abierta.
Duodécimo Diálogo
Maquiavelo: No os he mostrado todavía más que la parte en cierto modo
defensiva del régimen orgánico que impondré a la prensa; ahora os haré
ver de qué modo sabré emplear esta institución en provecho de mi poder.
Me atrevo a decir que ningún gobierno ha concebido, hasta el día de hoy,
una idea más audaz que la que voy a exponeros.
En los países
parlamentarios, los gobiernos sucumben casi siempre por obra de la
prensa; pues bien, vislumbro la posibilidad de neutralizar a la prensa por
medio de la prensa misma. Puesto que el periodismo es una fuerza tan
poderosa, ¿sabéis qué hará mi gobierno? Se hará periodista, será la
encarnación del periodismo.
...En los periódicos de las categorías siguientes es donde se apoyarán las
más poderosas palancas de mi poder. En ellos, el matiz oficial u oficioso
se diluye por completo, en apariencia, claro está, puesto que los
periódicos a que voy a referirme estarán todos ellos ligados por la misma
cadena a mi gobierno, una cadena visible para algunos, invisible para
otros. No pretendo deciros cuántos serán en número, pues cintaré con un
órgano adicto en cada partido; tendré un órgano aristocrático en el partido
aristocrático, un órgano republicano en el partido republicano, un órgano
revolucionario en el partido revolucionario, un órgano anarquista, de ser
necesario, en el partido anarquista. Como el Dios Vishnú, mi prensa tendrá
cien brazos y dichos brazos se darán la mano con todos los matices de la
opinión, cualquiera que sea ella, sobre la superficie entera del país. Se
pertenecerá a mi partido sin saberlo. Quienes crean hablar su lengua
hablarán la mía, quienes crean agitar su propio partido, agitarán el mío,
quienes creyeran marchar bajo su propia bandera, estarán marchando
bajo la mía.
...No tan difícil de concebir, sin embargo; tened presente que
los periódicos de que os hablo no atacarán jamás las bases ni los
principios de mi gobierno; nunca harán otra cosa que una polémica de
escaramuzas, una oposición dinástica dentro de los límites más estrictos.
...Otro resultado, no menos importante, consistirá en
Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu
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provocar, por ejemplo, comentarios del siguiente tenor: Observad hasta
qué punto las bases, los principios de este gobierno, se imponen al
respeto de todos; ahí tenéis los periódicos que se permiten las más
grandes libertades de lenguaje; y ya lo veis, jamás atacan a las
instituciones establecidas. Han de estar por encima de las injusticias y las
pasiones, para que ni los enemigos mismos del gobierno puedan menos
que rendirles homenaje.
...Con la ayuda
de la oculta lealtad de estas gacetas públicas, puedo decir que dirijo a mi
antojo la opinión en todas las cuestiones de política interior o exterior.
...Vos
debéis saber que el periodismo es una especie de francmasonería:
quienes viven de ella se encuentran todos más o menos unidos los unos y
los otros por lazos de la discreción profesional; a semejanza de los
antiguos agoreros, no divulgan fácilmente el secreto de sus oráculos.
Nada ganarían con traicionarse, pues tienen casi todos ellos llagas más o
menos vergonzantes.
Es asaz probable, convengo en ello, que en el
centro de la capital, entre una determinada categoría de personas, estas
cosas no constituyan un misterio; pero en el resto del país, nadie
sospecharía su existencia y la gran mayoría de la nación seguirá con
entera confianza por la huella que yo mismo le habré trazado.
...Los
pueblos meridionales necesitan que sus gobiernos se muestren
constantemente ocupados; las masas consienten en permanecer
inactivas, a condición de que sus gobernantes les ofrezcan el espectáculo
de una continua actividad, de una especie de frenesí; que las novedades,
las sorpresas y los efectos teatrales atraigan permanentemente sus
miradas; tal vez esto perezca raro, pero, nuevamente, es así.
...Como el pueblo no ama a los gobiernos ateos,
en mis comunicados al público no dejaré nunca de poner mis actos bajo la
protección de Dios, asociando, con habilidad, mi propio sino al del país.
...Por lo demás
sostendré en el extranjero periódicos sueldo y su apoyo será tanto más
eficaz, pues los haré aparecer con un tinte opositor sobre algunos
aspectos intrascendentes.
...En los
países civilizados de Europa, la invención de la imprenta ha dado
nacimiento a una literatura alocada, furiosa, desenfrenada, casi inmunda,
que constituye un gran mal. Pues bien, triste es decirlo, pero basta con
que no se la moleste para que esa furia de escribir, que posee a vuestros
países parlamentarios, se muestre casi satisfecha.
Decimocuarto Diálogo
Maquiavelo: ...Cuando más próximo el poder se encuentra el juez, más le
pertenece.
...¿Veis ahora cómo, a pesar de todo, estáis obligado a
reconocer que me encuentro muy lejos de los bárbaros procedimientos de
gobierno que parecíais atribuirme al comienzo de esta plática?
¿Os dais
cuenta de que en todo esto la violencia no desempeña ningún papel?
Tomo mi punto de apoyo donde todos lo toman hoy en día, en el derecho.
Decimoquinto Diálogo
Maquiavelo: ...Además sabré ser tolerante; no solo no prohibiré
las reuniones que se celebren en interés de mis candidatos, sino que
hasta cerraré los ojos frente a las maniobras de ciertas candidaturas
populares que se agitarán estruendosamente en torno a la consigna de la
libertad; claro está que, debo decíroslo, quienes más fuerte gritarán serán
hombres adictos a mí.
...Menos necesidad tiene el orden público de talentos que de
hombres adictos al gobierno. La capacidad suprema reside en el trono y
entre los hombres que lo rodean; en cualquier otra parte es inútil, hasta
nociva, diría, porque solo se la utilizará en contra del poder.
...Por lo demás, ¡un
gobierno hábil dispone de tantos otros recursos! Sin comprar directamente
el sufragio, es decir, dinero en mano, nada le será más fácil que hacer
votar a las poblaciones a su antojo por medio de concesiones
administrativas, prometiendo aquí un puerto, allí un mercado, más lejos
una carretera, un canal; y a la inversa, no haciendo nada por aquellas
ciudades y burgos donde el voto será hostil.
...¿Creéis que tengo la
pretensión de ser perfecto? ¿Ignoro acaso que a mi alrededor se cometerá
más de una falta? No, no podré, sin duda, evitar que haya aquí y allá,
algún pillaje, algunos escándalos. ¿Acaso eso impedirá que el conjunto de
las cosas marche y marche bien? Lo esencial es mucho menos no
cometer ninguna falta que sobrellevan la responsabilidad de dicha falta
con una actitud enérgica que infunda respeto a los detractores. Aun en el
caso de que la oposición lograse introducir en mi Cámara algunos
declamadores ¿qué podría importarme?
...Así como
combato la prensa por la misma combatiré la tribuna; tendré a mi
disposición un número suficiente de hombres diestros en oratoria, capaces
de hablar sin detenerse durante varias horas. Lo esencial es tener una
mayoría compacta y un presidente digno de confianza. Para dirigir los
debates y obtener el voto se requiere un arte muy singular. ¿Acaso
necesitaré recurrir a los artificios de la estrategia parlamentaria?
De cada
veinte miembros de la Cámara, diecinueve serán adictos a mí. Y todos
ellos votarán de acuerdo con una consigna; mientras tanto, yo mismo
moveré los hilos de una oposición ficticia y clandestinamente sobornada;
después de esto, que vengan a pronunciar elocuentes discursos: entrarán
por los oídos de mis diputados como entra el viento por el ojo de una
cerradura.
Decimosexto Diálogo
Maquiavelo: ...allí donde se encuentra el Estado, allí está el príncipe;
la dirección moral de los establecimientos públicos está en sus manos; son
sus agentes los que iluminan el espíritu de la juventud. Al igual que los
jefes, los miembros de los cuerpos docentes de las diversas categorías
son nombrados por el gobierno, de él dependen y a él están sometidos.
...No debo, sin embargo, abandonar este tema sin deciros que considero en
extremo importante el proscribir, en la enseñanza del derecho, los estudios
de política constitucional.
...Mis razones son arto simples: no quiero que, al salir de las
escuelas, los jóvenes se ocupen de política a tontas y a locas; que a los
dieciocho años les dé por inventar constituciones como se inventan
tragedias.
...Es imprescindible que las generaciones que nazcan bajo mi reinado sean
educadas en el respeto de las instituciones establecidas, en el amor hacia
el príncipe.
Montesquieu: ...Cuidaos del sacerdote, que no depende sino de Dios y cuya
influencia se hace sentir por doquier, en el santuario, en la familia, en la
escuela. Sobre él, no tenéis ningún poder: su jerarquía no es la vuestra,
obedece a una constitución que no se zanja ni por la ley, ni por la espada.
Si reináis en una nación católica y tenéis al clero por enemigo, tarde o
temprano pereceréis, aun cuando tuvierais de vuestra parte al pueblo
entero.
Maquiavelo: No sé por qué os complacéis en convertir al sacerdote en
apóstol de la libertad. Jamás he visto tal cosa, ni en los tiempos antiguos,
ni en los modernos; siempre hallé en el sacerdocio un apoyo natural del
poder absoluto.
Decimoséptimo Diálogo
Montesquieu: ...No más contra las facciones de vuestro reino, sino contra el
alma misma de la humanidad terminaréis por conspirar.
Maquiavelo: ...Quisiera tener un príncipe de mi casa, sentado en las gradas
de mi trono, que representase el papel del descontento. Su misión
consistiría en fingirse liberal, en detractor de mi gobierno y en aliarse así,
para observarlos más de cerca de quienes, en los rangos más elevados de
mi reino, pudieran hacer un poco de demagogia. Cabalgando sobre las
intrigas interiores y exteriores, el príncipe al cual confiaría esta misión,
haría así representar una comedia de enredos a quienes no estuviesen en
el secreto de la farsa.
...Las
falsas conspiraciones, a las cuales, por supuesto, solo se debe recurrir con
extrema mesura, tienen también otra ventaja: son ellas las que permiten
descubrir las conspiraciones reales, al dar lugar a pesquisas que
conducen a buscar por doquier el rastro de lo que se sospecha.
Nada es más precioso que la vida del soberano: es necesario entonces
que se la rodee de un sinnúmero de garantías, es decir, de un sinnúmero
de agentes, pero al mismo tiempo es necesario que esta milicia secreta
esté hábilmente disimulada para que no se piense que el soberano tiene
miedo cuando se muestra en público.
...Es mi propósito, por lo demás,
que mi policía se encuentre diseminada en
todas las filas de la sociedad. No habrá conciliábulo, comité, salón, hogar
íntimo donde no se encuentre un oído pronto a recoger lo que se dice en
todo lugar, a toda hora. Para quienes han manejado el poder es, ay, un
fenómeno asombroso la facilidad con la cual los hombres se convierten en
delatores los unos de los otros.
...Porque
los partidos, cuando se ven reducidos a la impotencia se contentan
con murmuraciones y sarcasmos, y pretender desarmar aun su malhumor
constituiría una locura. Aquí y allá, en los periódicos y en los libros, se
harán oír sus quejas, intentarán alusiones contra el gobierno en algunos
discursos, en ciertos alegatos; darán, con pretextos diversos algunas
débiles señales de existencia; todo ello, os lo juro, muy tímidamente, y el
público, si es que se entera, no podrá menos que reírse. Pensarán que
soy muy bondadoso por tolerar semejante situación; sí, por bonachón; veis
ahora por qué razón estoy dispuesto a tolerar todo aquello que, por
supuesto, considere no entraña peligro alguno; no quiero que nadie pueda
siquiera decir que mi gobierno es receloso.
...En mi reino, el periodista insolente será confundido, en las
prisiones, con el simple ladrón, y comparecerá, junto a él, ante la
jurisdicción correccional. El conspirador se sentará ante el jurado criminal,
junto al falsificador, con el asesino.
Decimoctavo Diálogo
Maquiavelo: ...si no aplicáis la arbitrariedad en las finanzas, tampoco
podréis aplicarla en la política.
Decimonoveno Diálogo
Maquiavelo: ...Esos Estados con presupuestos
tan metódicamente ordenados y sus cuentas oficiales tan en regla, me
hacen el efecto de esos comerciantes que, llevando sus libros a la
perfección, van a parar a la ruina.
Vigésimo Diálogo
Maquiavelo: ...La perfección consiste precisamente en saber
salir, por medio de ingeniosos artificios, de un sistema de limitación
puramente ficticio en verdad.
...No olvidéis que la administración financiera es, en muchos sentidos una cuestión de prensa.
...Deseo que mi ministro
de finanzas hable el lenguaje de las cifras con claridad admirable y que en
su estilo literario sea, además, de una pureza irreprochable.
...En primer término,
es preciso insistir en todos los documentos oficiales,
sobre la prosperidad, la actividad comercial y el progreso siempre
creciente del consumo.
...Si es descubierto resulta inferior a lo previsto, es un verdadero triunfo; si
es superior, se dice:
“El Déficit ha sido mayor que el que se había
previsto; sin embargo, el año precedente alcanzó una cifra más alta; en resumidas cuentas, la situación ha mejorado, pues se ha gastado
menos pese a
haber atravesado circunstancias excepcionalmente difíciles:
guerra, hambre, epidemias, crisis imprevistas de subsistencias, etc. No obstante, el año próximo, el aumento de las entradas permitirá, según
todas las probabilidades, alcanzar el equilibrio tan largamente anhelado:
se reducirá la deuda, y el presupuesto resultará
convenientemente equilibrado.”
Diálogo Vigésimo Primero
Montesquieu: ...Permitidme que os interrumpa; no habláis de nada más que
de pedir préstamos o de emitir letras de cambio; ¿nunca os preocuparéis
por pagar alguna cosa?
Maquiavelo: Debo deciros todavía que, en caso de necesidad, se pueden
vender los dominios del Estado.
Maquiavelo: ¡Ahora vendéis! Pero en definitiva, ¿no os preocuparéis por
pagar?
Diálogo vigésimo segundo
Montesquieu: ...Tenéis en vuestras manos el más grande de los
poderes de los tiempos modernos: el dinero.
...¡Ay! Jamás tenéis otra preocupación que la de manteneros en el poder.
Diálogo Vigésimo Tercero
Maquiavelo: ...¿Soy y por ventura quien ha creado el mundo en cuyo medio
vivo? Si soy quien soy, es porque él el tal cual es. ¿Tendré acaso el poder
de detener su decadencia? No, todo cuanto puedo hacer es prolongarle la
vida porque, abandonarlo a sus propias fuerzas, se disolvería más
rápidamente aún. Tomo a esta sociedad por sus vicios, porque solo me
presenta vicios; si tuviese virtudes, la tomaría por sus virtudes.
Montesquieu: Ángel exterminador, nieto de Tamerlán, reducid si queréis
los pueblos al ilotismo; no podréis impedir que haya en alguna parte almas
que os desafíen, y su desdén bastará para salvaguardar los derechos de
la conciencia humana que la mano de Dios ha tornado imperceptibles.
Maquiavelo: Dios protege a los fuertes.
...porque la potestad
soberana es una imagen de la potestad divina. De este modo, mi imagen
se asocia con la de la Providencia y la de la justicia.
...Se dice que la burocracia es una plaga de los gobiernos monárquicos; y
no lo creo así. Son millares de servidores sometidos naturalmente al orden
de cosas existente. Poseo un ejército de soldados, un ejército de jueces,
un ejército de obreros, necesito un ejército de empleados.
...Un hombre condecorado es un
hombre entregado.
...El rasgo esencial de mi política, como habéis podido comprobar,
consiste en hacerme indispensable;
he
destruido tantas fuerzas organizadas como ha sido preciso para que nada
pudiese funcionar sin mí, para que los enemigos mismos del poder
temieran derrocarlo.
...Mi
reinado es un reinado de placeres; no me prohibiréis que alegre a mi pueblo por medio de juegos, de festejos; de esta manera suavizo las
costumbres. Imposible disimular que este siglo no sea el siglo del dinero;
las necesidades se han duplicad, el lujo arruina a las familias; en todas
partes se aspira a los placeres materiales;
sería preciso que un soberano
no fuese de su época para no saber cómo utilizar para su provecho esta
pasión universal del dinero y este frenesí sensual que hoy consume a los
hombres.
Montesquieu: Después de haber destruido la conciencia política,
deberíais emprender la destrucción de la conciencia moral; habéis matado
a la sociedad, ahora matáis al hombre.
Diálogo Vigésimo Cuarto
Maquiavelo: ...No sólo mis designios serán impenetrables, sino que mis
palabras casi siempre significarán lo contrario de lo que parecerán indicar.
Sólo los iniciados podrán penetrar el sentido de las palabras
características que en determinados momentos dejaré caer desde lo alto
del trono; cuando diga: “
Mi reinado es la paz”, habrá guerra; cuando diga
a
medios morales, es porque me propongo utilizar la fuerza.
...Un príncipe, cuyo poder está fundado sobre una base democrática, debe
hablar con un lenguaje cuidado y no obstante popular. No debe temer,
llegado el caso, hablar como demagogo porque después de todo él es el
pueblo, y debe tener sus mismas pasiones.
...En mi obra aconsejo al príncipe que elija como prototipo a un gran hombre
del pasado, cuyas huellas debe seguir en todo lo posible.
...halláis en la historia de
esos grandes hombres ciertas semejanzas, indicaciones útiles, algunas
veces situaciones idénticas de las que extraéis valiosas enseñanzas, pues
todas las grandes lecciones políticas están escritas en la historia.
...Quizás
ignoréis lo por lo demás
con cuánta facilidad se olvida. Cuando el
momento de los rigores ha pasado, apenas quizá quienes los han sufrido
los recuerdan.
...Es verdad que, para llegar al poder soberano, ha sido preciso
derramar sangre y violar muchos derechos; mas, os lo repito, todo se
olvida.
...En el
ejército, en la magistratura, en todos los empleos públicos, los ascensos
se calcularían de acuerdo con los matices de opinión y el grado de lealtad
a mi gobierno.
...La pasión por las mujeres es
para un soberano mucho más útil de lo que podéis imaginar. Enrique IV
debe parte de su popularidad a su incontinencia. Los hombres son así, les
agrada ver en sus gobernantes esta debilidad.
...Puedo aseguraos que nadie se aburrirá en mi reino; en él los
espíritus estarán siempre ocupados en mil cosas diversas. Brindaré al
pueblo el espectáculo de la pompa y los séquitos de mi corte, se
prepararán grandes ceremonias, trazaré jardines, ofreceré hospitalidad a
reyes, haré venir embajadas de los países más remotos. Ora serán
rumores de guerra, ora complicaciones diplomáticas las que darán que
hablar durante meses enteros; y llegaré a más: daré satisfacción a la
monomanía de la libertad. Bajo mi reinado, todas las guerras se
emprenderán en nombre de la libertad de los pueblos y de la
independencia de las naciones, y mientras a mi paso los pueblos me
aclamarán, diré secretamente al oído de los reyes absolutos: Nada temáis,
soy de los vuestros, como vos llevo una corona y deseo conservarla:
estrecho entre mis brazos a la libertad europea, pero para asfixiarla.
...En las diversas ramas del gobierno habrá hambres de ninguna
o muy escasa consecuencia, que serán verdaderos Maquiavelos de poca
monta, que obrarán con astucia, simularán, mentirán con una
imperturbable sangre fría; la verdad no podrá abrirse paso en parte
alguna.
Diálogo Vigésimo Quinto
Maquiavelo: ...He cumplido el propósito que
os había anunciado;
el carácter de la nación se ha transformado.
...en el espíritu como en
el alma de mis pueblos, y personifico la virtud, y más aún, personifico
la libertad, entendedlo, así como personifico la revolución, el progreso, es
espíritu moderno, todo, en suma, cuanto constituye lo mejor de la
civilización contemporánea. Y no digo que se me respeta, no digo que se
me ama; digo que se me venera, digo que el pueblo me adora.
Montesquieu: ...¿Ha terminado este espantoso sueño?
Maquiavelo: ¡Sueño! ¿Ah, Montesquieu!, vais a llorar durante mucho
tiempo: desgarrad El Espíritu de las Leyes, suplicad a Dios que en el
cielo os conceda el olvido de lo que habéis hecho; pues ahora vais a oír la
terrible verdad de la cual tenéis ya el presentimiento; no es ningún sueño
lo que acabo de deciros.
Montesquieu: ¡Qué vais a revelarme!
Maquiavelo: Lo que acabo de describiros, ese conjunto de cosas
monstruosas ante las cuales el espíritu retrocede despavorido, esa obra
que solo el infierno es capaz de realizar, todo eso está hecho, todo eso
existe, todo eso prospera de cara al sol, en un punto de este globo que
hemos abandonado.
Montesquieu: ¿Dónde?
Maquiavelo: No, sería inflingiros una segunda muerte.
Montesquieu: ¡En nombre del cielo, hablad!
Maquiavelo: ¡Pues bien!...
Montesquieu: ¿Qué?
Maquiavelo: ¡Ha pasado la hora! ¿No veis que el torbellino me arrastra?
Montesquieu: ¡Maquiavelo!
Maquiavelo: ¿Veis esas sombras que pasan no lejos de vos, cubriéndose
los ojos? ¿Las reconocéis? Son glorias que fueron la envidia del mundo
entero. ¡En este momento, reclaman a Dios su patria!...
Montesquieu: ¡Oh! Dios eterno, ¡qué habéis permitido!...