Siguió un instante de silencio. Círculos de agua florecían despacio frente a dos soles que se unían antes de desaparecer.
– Y yo nadaré por ti...
Allí, mientras un sol se adentraba cada vez más en el otro, se cerraba el acuerdo más bonito, más extraño en la historia de los dos mundos.
Un nuevo sol aparecía ahora, nacido de un encuentro inesperado.
Y por el modo en que se encajaban sus dos partes, no se podía decir con seguridad cuál pertenecía al cielo, y cuál al mar.
Cuál de los dos soles se reflejaba en el otro....